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7 de septiembre de 2012
El Movimiento Estudiantil en Chile
Por Jaime Sau Sierralta
Los estudiantes reposicionan nuevamente la crisis de la Educación De Mercado en la agenda nacional. A pesar de la represión la lucha continúa.

Ni la represión brutal contra niñas y niños, ni desnudar a escoleras en las comisarías, ni la manipulación mediática, ni las operaciones de inteligencia (quemando buses y otros en las marchas), ni las acusaciones de violentistas o de malos estudiantes, entre muchas otras cosas, han logrado callar al Movimiento estudiantil Chileno.

Esta revolución, que comienza a mediados del gobierno de Bachelet y que vuelve con fuerza en la administración del Magnate Piñera, tiene su origen en el cansancio de la sociedad con el “Negocio de la Educación”, modelo impuesto con Pinochet y administrado cómodamente en los gobiernos de la Concertación.

A saber, este sistema está dividido en dos áreas de enseñanza. En el caso de la enseñanza básica (desde la enseñanza preescolar a 7° Básico) y Media (desde 1° medio a 4° medio) existen tres modalidades de administración y propiedad, la primera es la Municipal: que asegura que municipios ricos tengan educación municipal aceptable y la gran mayoría de municipios pobres, educación para pobres. La Particular Subvencionada: prestadores privados que reciben aporte del Estado en la que está permitido el lucro y la Privada: reservada para los más ricos.

En la educación superior, el completo terreno del Mercado, cientos de Universidades e Institutos, sin regulación estatal sobre los precios, ni sobre nada, con la banca prestando a tasas altísimas y los estudiantes y familias endeudados por generaciones. Todo combinado, eso sí, con el desfinanciamiento paulatino de las pocas uiversidades estatales que no alcanzaron a privatizar y que igualmente deben cobrar a sus alumnos porque el financiamiento no alcanza.

Como es fácil advertir, este sistema ha generado muchos efectos nefastos, tal vez y el más cruel, es el que nos acostumbró al apartheid educativo, para cada “estrato social” un colegio distinto, la idea es que no se mezclen unos con otros, los trabajadores pobres tienen a los hijos en colegios de trabajadores pobres y solo pueden aspirar a ser trabajadores pobres, y así se da “escalando” en los diferentes “estratos sociales”.

Esto es lo que está en crisis, y el Estado y el Gobierno han tratado “de matar un elefante con un matamoscas”, han enviado proyectos del ley que buscan por ejemplo, bajar la tasa de interés usurera que cobra la banca a las familias o generar una “Agencia de la Calidad”, sin darse cuenta que este Movimiento quiere mutar el paradigma de la educación: desde un Bien de Consumo a Derecho Social Garantizado por el Estado.

Sin embargo el Movimiento se encuentra en un momento clave, tratando de lograr que el Gobierno los escuche, porque a pesar de marchas con cientos de miles de estudiantes y trabajadores en las calles, cacerolazos en las noches, tomas de colegios y universidades, propuestas concretas de los estudiantes, el Estado parece no escuchar. Son tantos los intereses en juego, desde la Iglesia (gran propietaria de colegios con subvención estatal), hasta los grupos económicos poderosos, propietarios de Universidades que aseguran su reproducción ideológica.

Pero sin duda los jóvenes no se cansan y se aprestan a generar hechos políticos con “movilizaciones creativas”, tratando de romper la tergiversación de la prensa dominante que los tilda de violentos, desgastando la imagen de un Gobierno corrupto y represor. La creatividad y fuerza son sus armas fundamentales, están nuevamente puestos a prueba, y no hay duda alguna, de que hoy o mañana, lograrán acabar con los abusos de un Modelo Educativo de Mercado, que segrega y genera lucro con el sueño de un futuro mejor.

La cosa continúa y como dice el canto central de las marchas “¡Vamos compañeros, hay que poner un poco más de empeño, salimos a la calle nuevamente, la educación chilena se defiende, no se vende!”.

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